EXPÓSITOS







Imprenta de Niños Expósitos




Reconstrucción de la imprenta

Primera imprenta de Buenos Aires. Luego de la expulsión de los jesuitas (1767), había quedado abandonada en el Colegio de Monserrat (Pcia. de Córdoba). El Virrey Vértiz dispuso su traslado en 1780 a la capital vierreinal.  Prte de sus utilidades eran destinadas al mantenimiento de los niños huérfanos (expósitos). Se instaló en 1780 en la esquina de Perú y Moreno (antes S. José y S. Francisco), luego en Perú y Alsina (San José y San Carlos), donde funcionó hasta 1824.



La Real Imprenta de Niños Expósitos editó la Gazeta de Buenos Ayres, desde 1810 hasta 1821. La he puesto aquí por ese motivo. Sin embargo, en la colección que aquí presento, la Gazeta es una reimpresión facsimilar de la Junta de Historia Numismática Latinoamericana, con motivo del centenario de la Revolución de Mayo. Podrán encontrar los detalles en la página "FACSÍMILES".




Facsímil de la Gaceta de Buenos Aires. 
La original salió de la Imprenta de Niños Expósitos.


-------------------------------------------------------------------------------

CARTA CIRCULAR O EDICTO 

DEL ILUSTRÍSIMO, Y REVERENDÍSIMO SEÑOR

D. Fr. JOSEF ANTONIO DE S. ALBERTO


Buenos Ayres 1781 en la Real Imprenta de los Niños Expósitos















-------------------------------------------------------------------------------------------------


VOCES DEL PASTOR EN EL RETIRO... 

Fr. JOSEPH ANTONIO DE SAN ALBERTO

ARZOBISPO DE LA PLATA

Buenos Ayres, 1789
En la Real Imprenta de Niños Expósitos


 
 
 
 

 
 
 


El autor: Fr. Joseph Antonio de San Alberto

                                                

1727-1804
 

El 17 de febrero de 1727, nace en la Villa de Fresno, provincia española de Aragón. Su nombre es José Antonio, por parte de su padre se apellida Campos y por parte de su madre, Julián.
En 1742, contando 15 años de edad, ingresa en el noviciado de la Orden de los Frailes Carmelitas en Calatayud (España). Un año después profesa en el Convento Carmelitano de Zaragoza. Agrega a su nombre el de un Santo tutelar: San Alberto.
En 1751, una vez finalizado sus estudios, es ordenado sacerdote en Zaragoza.
Hombre sumamente virtuoso y de fuerte carácter, contando sólo 39 años, es nombrado Prior del Convento de Santa Teresa, en Tarragona de Cataluña. Allí pronuncia la oración fúnebre de Doña Isabel de Farnesio, Reina de España, "esposa del Señor Rey don Felipe V el Animoso, y madre del señor Don Carlos III". Es esta la primera de sus obras, editada en el mismo año 1766, por Don Francisco Medina.
Dedicado al estudio y sacerdote ejemplar, trabaja por la gloria de Dios y la salvación de las almas. En pos de estos fines había recorrido Aragón, Navarra y Castilla, predicando misiones y dando ejercicios. Su dedicación a la enseñanza y su oratoria cristiana, le habían atraído prestigio y fama en la Corte de Carlos III; es así que alcanza la jerarquía de Consejero y Predicador de su Majestad Carlos III, Procurador General de su Orden en la Corte de Madrid, General por dos veces de su Congregación en España, Examinador Sinodal del Arzobispado de Toledo. Era, como lo demuestran estos títulos, un personaje muy importante en la metrópoli.
Había rechazado el Obispado de Cádiz, cuando en 1778 fue propuesto nuevamente para la mitra del Tucumán, vacante por promoción del señor Don Juan Manuel Moscoso y Peralta, al Obispado del Cuzco.
El 27 de diciembre de 1778 tomó posesión del Obispado por poder firmado en Zaragoza.
Su llegada a Córdoba se postergó por una serie de inconvenientes insalvables: primero retuviéronle en la Corte, obligaciones inherentes a su dignidad en la Orden y luego, circunstancias que él mismo refiere: "Una instancia cuyas leguas se cuentan por millares, un mar cuyos peligros sólo pueden referir bien los que navegan, una guerra que se presagiaba entonces, y luego después se vio declarada con justicia, empezada con animosidad y proseguida con ardor, dificultaban por todos lados mi salida". Se embarcó finalmente para el Río de la Plata, en el Puerto de Cádiz, el 28 de abril de 1780, llegando a Buenos Aires alrededor del 5 de septiembre, después de un par de semanas de descanso en Montevideo.
José Antonio de San Alberto fue consagrado Obispo en la capital del Virreynato el 17 de septiembre de 1780, siendo don Juan José de Vértiz el padrino de ceremonia, y el Ilustrísimo Señor Don Francisco Sebastián de Malvar, Obispo de Buenos Aires, el prelado consagrante.
Mientras permaneció en dicha ciudad, trabó relación con el Virrey Vértiz. Desde el primer momento vinculáronse por una mutua estimación de sus dotes personales. Aquella amistad no tuvo interrupciones y se conservó aún después que San Alberto abandonó el Obispado del Tucumán.
El 12 de octubre del citado año 1780, inició la etapa final del viaje a su diócesis; arribó a Córdoba en la mañana del día 30 del mismo mes. Del recibimiento que se le tributó, nos da cuenta un documento de la época: "…llegó a esta ciudad por la mañana…, acompañado de ambos Cabildos que salieron en sus coches a recibirlo, y lo trajeron a la casa prevenida para su hospedaje, donde fue saludado y obsequiado de toda la Ciudad con las mayores demostraciones de respeto y de gozo…"
Esa misma tarde tomó posesión del Obispado, dado que la diócesis había pasado varios años privada de un pastor. Como bien destaca Angel Clavero: "Necesitaba la diócesis de un hombre según el corazón de Dios, abnegado y celoso, conocedor de los secretos resortes que mueven el corazón humano, amable, firme, dotado de un don de genes y adornado con las más hermosas virtudes, con un tacto exquisito y con talentos no vulgares. Todo esto necesitaba el nuevo diocesano, si había de apaciguar lo ánimos, ganarse la confianza del clero, y dar la sensación de ecuanimidad, que había de conciliarse el amor y ganarle el respeto de sus feligreses".
En los pocos años que duró su gobierno, realizó una obra fecundísima.
En la instrucción de su Pastoral de Entrada, como así también n su segunda Pastoral, expuso San Alberto cuántas y cuán pesadas eran las cargas de la dignidad que investía, y su propósito de consagrar al cumplimiento de las mismas "… todos los talentos de su inteligencia, todas las energías de su voluntad y todas las fuerzas de su cuerpo".
La grandeza de su dignidad episcopal no era motivo de orgullo, sino estímulo de su voluntad; "… yo contara por una de las señales más ciertas de mi reprobación, si hoy no sintiera en mi corazón estos vivos deseos de llegar a vuestra presencia con el fin de consolaros en vuestros trabajos, de socorreros en vuestras necesidades, de instruiros en vuestras obligaciones, y de confirmaros en la fe, en la piedad y en la pureza de las costumbres. En una palabra, yo no me tendría por verdadero Pastor, sino por vil y miserable mercenario, si no me sintiese determinado a exponer mi salud y mi vida por defender y salvar las almas que el Señor ha puesto a mi cargo". Sólo habían pasado cuatro meses desde su llegada, y ya se abocaba con gran fervor a resolver el problema más urgente: la educación de la niñez. Propuso al Cabildo municipal su pensamiento de establecer un Colegio de Niñas Huérfanas; esta idea se vio concretada cuando el 21 de abril de 1782, se inauguró el mencionado instituto.
Urgía también la terminación de las obras de la catedral iniciadas un siglo antes por el Obispo Mercadillo.
Esforzado y celoso en el cumplimiento de su deber, no omitió realizar la visita a su diócesis, previo auto promulgado el 6 de mayo de 1781, en el que la anunciaba. Diez y seis meses tarda en recorrer el territorio de las actuales provincias de Córdoba, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Jujuy y Salta. Muchas son las fatigas que hubo de soportar: distancias enormes, la escasez y la pobreza de las postas, las molestias del viaje, a veces a caballo, otras en carreta, una alimentación deficiente, el poco descanso, la variedad del clima y de ambientes. Hombre animoso, todo lo afrontaba en pos de un fin: lograr rescatar las almas de sus feligreses para la Gloria de Dios. Los resultados de esta visita están descritos en su Carta Pastoral de 1784.
Conocedor el Virrey Vértiz de las cualidades y virtudes del Prelado, el 14 de diciembre de 1784, lo nombró visitador de la Universidad de Córdoba. En ese mismo mes, propuso al Rey se premiara al Obispo San Alberto con el ascenso al Arzobispado de la Plata, al que pertenecía la diócesis del Tucumán.
Antes de ausentarse de Córdoba hacia su nuevo destino, el Alto Perú, logró terminar, alhajar y consagrar la Catedral, el 29 de abril de 1785.
A su paso por Catamarca, en 1786, fundó el edificio para Casa y Colegio de Huérfanas de dicha ciudad.
La actividad que desplegó como Arzobispo de La Plata, fue similar a la realizada en Córdoba.
Falleció en la nombrada ciudad de La Plata, hoy Sucre, República de Bolivia, el 25 de marzo de 1804.
Fue sepultado en el Monasterio de las Carmelitas de esa ciudad, como lo había dispuesto él mismo en su testamento.
Fue un Obispo pobre, se contentó con poco. Para J. A de San Alberto los bienes materiales carecían de valor si no eran empleados para dar esplendor al culto divino, ayudar al pobre, socorrer a los huérfanos, aliviar a la viuda desprovista de todo consuelo humano. Para ello puso a disposición de los pobres sus rentas.
Eximio teólogo, escritor consumado, se estilo sencillo, fluido, elegante y de conceptos claros. Conocedor profundo de la teología, manejaba igualmente las Sagradas Escrituras, los Santos Padres, los autores profanos y clásicos. Muestra de ello son las Pastorales que en diferentes ocasiones y con varios motivos, publicó para edificación de sus fieles, para el arreglo y dirección de su diócesis. El Virrey Vértiz proyectaba ya, desde 1781, la edición de sus Pastorales por cuenta del Erario, en la imprenta de Niños Expósitos; si bien este proyecto no se concretó, Vértiz las difundió profusamente, "…haciendo encuadernar más de trescientos volúmenes de las mismas, con destino sin duda a las oficinas y empleados públicos de la colonia y de la metrópoli".


----------------------------------------------------------------------------------------------------

 PRÁCTICA DE DESAGRAVIOS AL 

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Buenos Ayres, Imprenta de los Expósitos, 1818






-------------------------------------------------------------------------------------------

TERCERA ORDEN CERÁFICA

Buenos Ayres, Imprenta de Expósitos, 1822

 





 

------------------------------------------

EJEMPLAR ORIGINAL DE 

LA GACETA DE BUENOS AYRES (1817)

Real Imprenta de Niños Expósitos

 






Viñeta de Expósitos